Los romanos han dejado una impresionante huella en la cultura y la historia con su gran legado en la arquitectura. Se han convertido en los padres del diseño arquitectónico moderno gracias a sus innovadoras técnicas y elementos construidos que aún se usan hoy en día. La arquitectura romana abarca mucho más que los monumentos históricos, edificios estratégicos y gigantescas estructuras modernas. Incorpora elementos de la cultura griega, influencias etruscas y un principio, que también se aplica a la arquitectura actual: una construcción práctica y tangible a la vez que una obra de arte.
La arquitectura romana se fue formando a lo largo de la época republicana, siendo heredera de las influencias de la arquitectura griega y de la etrusca. Esta heterogeneidad de influencias dio lugar a una nueva forma innovadora, caracterizada por la monumentalidad y el pragmatismo. La arquitectura romana fue usada para evocar el liderazgo y la grandeza de Roma, creando edificios con la intención de ser duraderos y enmarcando la historia de la civilización romana.
Las características principales de la arquitectura romana incluyen el uso de elementos básicos como los arcos, columnas, ábsides, bóvedas, cúpulas y cimientos. Estos elementos se combinaron brillantemente para crear el concepto de «espacio-temple» o templo sinuoso en el que los edificios presentaban espacios abiertos y cerrados a la vez como la forma de enmarcar los espacios.
Otra característica destacada de la arquitectura romana es su fuerte enfoque en su uso práctico para la necesidad más básica del ser humano: el refugio seguro. Esta premisa condujo a algunos de los edificios más grandiosos como los bares o termas públicas, los principales denominados Edificios Cúpula, y se realizaron grandes construcciones públicas como los acueductos, las carreteras pavimentadas con material resistente, los anfiteatros, los estadios y los vestíbulos basilicales.
Algunos de los ejemplos principales de la arquitectura romana son el anfiteatro Flavio, conocido como el Coliseo, con su capacidad para albergar hasta 50.000 espectadores a la vez, los acueductos, construidos para transportar agua a los grandes asentamientos y megalópolis romanas, construidos con bloques de piedra sobre los que descansaban los arcos y también los palacios, con sus elementos arquitectónicos destacados, los espaciosos baños termales públicos, los templos religiosos para celebrar y adorar a sus dioses y las ciudades muradas con una línea defensiva.
Los asentamientos romanos también se caracterizaban por presentar una diferenciación de la clase social. Los ricos disfrutaban de hermosas casas con patios, fuentes y piscinas, mientras que los más pobres se encontraban en pobres viviendas ubicadas en barriadas. Las casas de los ricos presentan elementos como bóvedas, cúpulas, columnas e imponentes arcos que atestiguan la riqueza, el poder y la influencia de la ciudad de Roma.
Durante los casi mil años de existencia de la civilización romana, la arquitectura romana fue perfeccionándose con el paso del tiempo para que sus edificios y estructuras durarán los siglos, dejando una profunda huella en la moderna arquitectura. Su ascendencia representa una cultura y una civilización que todavía nos conmueve hoy en día.
