La labor de un diseñador de interiores es fundamental para conseguir espacios de ensueño. Estos profesionales crean espacios que integran elementos de forma armónica, elegante y cómoda, y que a su vez son funcionales.
Diseñar un ambiente placentero, además de requerir inspiración, imaginación de estilos únicos y la cualidad de entender las necesidades de las personas, también exige el conocimiento de aspectos particulares, como composición, esquematización, materiales e historia.
El diseño de interiores es una de las ramas profesionales que puede ubicarse dentro del ámbito de la arquitectura. Se trata de una especialidad que utiliza aspectos técnicos, psicológicos, estéticos y espaciales, para planificar y coordinar la creación de ambientes que generen visual y físicamente una sensación de calma y disfrute.
Dentro de las cualidades de un diseñador de interiores, se distingue el aspecto psicológico como un punto clave para lograr el espacio imaginado. Es importante entender las necesidades del cliente y además comprender cómo el diseño puede influir en ellos. Recordemos que cualquiera sea el lugar a diseñar, sus elementos y disposición deben tratar de provocar que la estancia sea placentera.
Por otra parte, el diseñador de interiores también considera las circunstancias externas o internas que puedan afectar la habitabilidad del espacio. Mientras planifica un proyecto, debe hacerlo pensando en la sincronía de factores como la funcionalidad, la estética, el estilo y la singularidad, todos ellos reflejados al mismo tiempo en cada rincón del lugar.
Puede suceder que a veces se utilice como sinónimos la noción diseño de interiores y decoración, sin embargo, son totalmente diferentes.
La decoración de interiores se refiere a una habilidad que trata, únicamente, el adorno de un lugar, es decir, se enfoca en los elementos estéticos con el objetivo de cuidar el aspecto visual.
El diseño de interiores incluye aspectos más complejos que trascienden lo estético, ya que también concibe un enfoque arquitectónico.
Mientras que la decoración se basa en la elección de elementos estéticos como el mobiliario o los colores, el diseño, además de basarse en este tipo de aspectos, también comprende una serie de factores técnicos.
Layout: también conocido como configuración del proyecto, se refiere a la posición que se les asigna a los elementos, ya sean móviles o fijos, en el espacio que se está diseñando. La organización del espacio y cómo van a estar distribuidos los objetos,
garantiza la creación de un lugar cómodo, en el que además pueda haber una distinción clara de cada área.
Mobiliario: el diseñador debe considerar que los muebles estén en sintonía con el estilo de los demás elementos del espacio y, además, asegurar su funcionalidad y distribución para evitar problemas como el tránsito por las distintas áreas. En este aspecto, también destaca el tener en cuenta las dimensiones del lugar, para de esta manera poder realizar elecciones acertadas.
Comodidad y ergonomía: crear un espacio agradable, además de hacerse con la idea de generar una armonía visual, también se realiza pensando en la contribución que esto hace a la salud física y mental de los clientes.
Por una parte, la ergonomía permite ofrecer un diseño adaptado a las características fisiológicas, anatómicas e incluso psicológicas de las personas que van a vivir en el lugar, y por otra la comodidad, al considerar tanto aspectos arquitectónicos como ambientales, como la entrada de luz o los olores que puedan llegar al espacio, hace posible tener un espacio donde cada elemento encaje a la perfección.
Además de estos aspectos, existen muchos otros que no pueden obviarse, como la finalidad del espacio, los materiales a escoger y las instalaciones que se vayan a realizar. Así que, sin abandonar la inspiración, puedes tener en cuenta todos los factores que comprende el diseño de interiores, con el objetivo de crear estancias únicas y de máximo disfrute.
